La historia de Leonel Duarte Pla se ha escrito torcida y todavía no tiene un desenlace que anticipe el final. Estudió Lengua Inglesa en la Universidad de La Habana, se dio el lujo de integrar el equipo nacional de fútbol y luego se fue a una finca de Ceballos, en las afueras de Ciego de Ávila, a criar cerdos.
Y como si no fueran demasiados los giros, se dijo que no solo los criaría, sino que tendría un matadero, una carnicería y su propia tienda virtual para venderlos online y los cubanos de Canadá, si querían, pudieran hacerle llegar una pierna de cerdo a su familia en Cuba, Ciego de Ávila.
Encima, haría la entrega a domicilio. Cerraría así el ciclo de una historia redonda, que le ha dado, además, la vuelta a la burocracia, la apatía y el desconocimiento. Y por suerte ya se escribe sin los círculos viciosos que, a veces, retardan el desarrollo.
Pero no empezó siendo tan redondita. Empezó, más bien, re-torcida.
Gestación
Cuando aprobaron su Proyecto de Desarrollo Local ya era julio de 2020 y entonces el plan de la economía del 2021 ya estaba definido y aprobado. No clasificó en una ayuda gubernamental que podría llegarle en el 2022. Y ya sabemos lo que ha significado el pandémico 2021.
Su fábrica de pienso líquido, sus cochiqueras…todo fue mermando y Leonel y su hermano Lexander, que también se fue a la Universidad a hacerse informático para luego ponerle ciencia a la porcicultura, decidieron a-fincarse.
Parece una metáfora el hecho de que su proyecto se llame PorCuba, pero la persistencia con la que se han acostumbrado a vivir aquí les dio resultado. Mientras otros porcicultores tuvieron que renunciar al estrago de las cochiqueras, ellos viraron el negocio “al revés”.
Literalmente habían quebrado y los cerdos que le quedaban no tenían el reemplazo garantizado. “La empresa porcina podía darte o no la comida, pero te exigía que entregaras los animales, y entonces terminabas entregándolos sin el peso promedio y perdías dinero. Y luego no entraba la comida y seguías perdiendo, solicitabas crédito… Inestabilidad, incumplimiento de contratos, todo fue acumulándose y llegamos a deberle al banco más de un millón de pesos”, dice Leonel, ahora feliz porque hace un mes pudieron liquidar sus deudas.
¿Cómo? Lo que quedaba en sus cochiqueras engrosó las listas de la Agroindustrial Ceballos. La mega industria avileña que hoy exporta productos de 29 formas de gestión no estatal lanzó su carne de cerdo a través de la plataforma de ventas online y las ventas fluyeron. Desde el exterior se pagaba en USD y a la tarjeta entraba el MLC. Con ese MLC se fueron a Cienfuegos a comprar pienso y engordaron “el futuro cercano”.
Entonces hicieron ventas en paralelo: le vendieron carne también a Media Luna que, a su vez, la comercializaba en la plataforma Supermarket23. Y aunque ellos eran el último eslabón en la cadena de negocios garantizaban la divisa fresca para poder sostener la compra de insumos (pienso, al menos).
Pero ese ciclo se rompió cuando el alimento desapareció en todas las monedas e importarlo se volvió agónico. “Llevamos casi siete meses tratando de importarlo hasta con ALCONA… y nada. Todavía no ha sido posible”, lamenta Leonel.
No obstante, el auge del mercadeo virtual le permitió saldar su deuda con el banco y levantar, “a pecho” lo que será su matadero, con capacidad para sacrificar 80 cerdos diarios y neveras espaciosas que le permitirán apostar por los derivados.
“Cuando nos aprueben la mipyme, nos llamaremos CarneD´Tres. Ya hicimos la solicitud en octubre y tenemos nuestra propia tienda virtual. No podemos olvidar que gracias a Supermarket23 y OLACEB salimos a flote, pero la idea es crecer e independizarnos. Ser competitivos en precios y ofertas”.
“Nuestra visión no puede ser pequeña”, argumenta Leonel. Y nadie se atrevería a dudarlo. Los “antecedentes” de estos dos hermanos demuestran que ante cualquier cambio ellos pueden mutar y adaptarse, perfectamente.
Hace un año, por ejemplo, por cada 12 nacimientos, apenas, lograban que seis cerditos sobrevivieran al destete. Entre la falta de pienso o lo inapropiado del alimento, su negocio flaqueaba. Y ya hoy tienen el expediente a mipyme, pendiente a aprobación, tienen identificada una inversión desde Croacia para convertir seis cochiqueras en doce, sueñan con financiamiento del exterior y tienen los permisos del pienso importado, gracias al dinero que sus ventas online generaron.
Uno lo escribe y parece un cuento de hadas; corto, además, porque ha sucedido en menos de dos años. Sin embargo, cuando los hermanos se unieron a Daniel González Fraser (el otro dueño de finca) y crearon el proyecto que hoy aspira a mipyme, todo parecía muy lejano y muy difícil.
Sin embargo, hoy ya no tienen una relación de dependencia con la Agroindustrial Ceballos o un encadenamiento, vía Media Luna. PorCuba o CarneD´Tres quiere seguir cebando su emprendimiento para cuando pueda cebar los puercos. Ya entonces hablaremos de precios.
Foto de Portada: Kalia León