Plantas, aretes artesanales, jabones naturales, velas, galletas integrales, mantequilla de maní… y la lista sigue. Todo hecho a mano por 15 emprendedoras que exhibieron su trabajo en un Bazar este domingo en Nuevo Vedado, Plaza de la Revolución.
El espacio se quedó pequeño para el número de visitantes y los emprendimientos. Evelyn Armada Montané, su coordinadora, estaba feliz, porque el objetivo es darse a conocer en la comunidad, pues casi todos los negocios son de la zona, aunque algunos invitados vienen de más lejos.
Casi todos los emprendimientos que trajeron sus productos hasta Tulipán y Ermita solo venden en redes. Grupos en WhatsApp y otros espacios digitales son sus plataformas, y en algunos casos, más que suficientes. Pero exhibir sus productos, darse a conocer también es importante, afirma Evelyn.
La también creadora de Corazón de Melón, un emprendimiento que ofrece jabones artesanales, afirma que estos bazares son una oportunidad para los dueños de tiendas, que visitan y conocen de estos productos que muchas veces se hacen en el hogar, y solo venden en redes, pero que pudieran comercializarse en tiendas físicas también.
Evelyn quisiera repetir este Bazar pronto, en un espacio más grande, si obtuvieran apoyo de las autoridades locales.
Responder al privado
Yanitza del Toro vende en un grupo en WhatsApp. Pone lo que hay recién hecho, informa de dónde estará comercializándose, y al poco rato: “ya se agotó”.
Maxi Bebé es una marca de productos sanos y aptos para niños pequeños. Tiene más demanda que capacidad productiva, y ya comenzó el proceso para convertirse en un Proyecto de Desarrollo Local.
Yanitza y una sola ayudante producen compotas sin azúcar, galletas de avena y chocolate, granola y hasta la tan codiciada mantequilla de maní. Nos contó que quisiera que estos bazares se organizaran a menudo, porque ella misma ha invitado a sus vecinos a visitarlo, y para constituirse como PDL es esencial que la comunidad los identifique como una oportunidad.
-¿Cuál es la parte más díficil?
Yo te diría que conseguir los ingredientes. Todo está extremadamente caro, no hay un límite. A veces tienes el dinero, estás dispuesto a pagar lo que la gente pide, y no hay productos.
Yanitza del Toro, dueña del emprendimiento Maxi Bebé
Después de dialogar con varias de estas emprendedoras fue fácil identificar cuáles son las pesadillas que le quitan el sueño al tcp: la falta de insumos o materias primas…
Es el mismo problema de Katy Ocaña, cuyo emprendimiento homónimo ofrece accesorios como aretes y diademas.
Katy diseña ella misma las gráficas y luego las transfiere a telas, y borda a mano sobre las bases. Vende también en las redes sociales, porque no tiene condiciones para escalar, primero porque trabaja en la Oficina del Historiador, y este es un proyecto en paralelo, y segundo porque es difícil conseguir las materias primas: “cuestan mucho” y acota que el tema de la moneda hace complejo esto, refiriéndose a las diferentes monedas circulando y a las diferentes tasas de cambio.
Empoderadas
¿Por qué un bazar de mujeres? Pregunté a varias. Muchas no ven diferencia. Yosmaris de YosmaFlores, TCP y coleccionista de orquídeas, dice que antes sí era difícil para una mujer emprender, pero ahora hay tantos emprendimientos femeninos…
Katy, por su parte, afirma que no es cuestión de género: “es difícil emprender para hombres y mujeres”.
Pero las cifras muestran un panorama desigual. De acuerdo a la Dra. Ileana Díaz, del Centro de Estudios de Economía Cubana (CEEC), de todas las mipymes aprobadas hasta el 1ero de diciembre de 2021, solo el 23 por ciento son sociAs de las emergentes empresas.
En 2020 había 602 400 TCPs, de ellos 210 800 eran mujeres, es decir, aproximadamente el 35 por ciento, de acuerdo a datos de la ONEI y del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS). Es decir, no exageramos al afirmar que hay una brecha de género.
Las cifras de la ONEI y el MTSS indican que el mundo del sector privado es muy masculino. En 2020 el 16 por ciento de los trabajadores de las cooperativas no agropecuarias eran mujeres, y en el sector privado alrededor del 29 por ciento. Claro que muchas pueden ser trabajadoras contratadas, y no sabemos cuántas son dueñas de negocio. Y si se hace un análisis rápido y mal, de los negocios privados más conocidos muy pocos tienen como dueñas a mujeres.
Ahora, en tiempos de pandemia, muchos tcp no han tenido más remedio que entregar sus licencias, de las 14 600 entregadas, el 56 por ciento pertenecen a mujeres, un por ciento ligeramente superior.
¿Por qué?
El acceso desigual a fondos para emprender, el hecho de que el cuidado de los hijos, ancianos y el trabajo no remunerado en el hogar recaigan desproporcionalmente en mujeres pueden ser algunas de las razones.
Sin embargo, muchas mujeres encuentran motivación, fuerzas, tiempo y recursos para emprender. Este Bazar demuestra que incluso desde el hogar, con hijos, y con marcadas carencias de insumos ya podemos hablar de una comunidad de emprendedorAs.