El trabajo doméstico y de cuidados se ha convertido en un tema recurrente, ya no solo por las cifras alarmantes del envejecimiento poblacional, sino por sesgos de género que impiden una distribución equitativa dentro de los hogares cubanos. Las mujeres dedican más tiempo a estas tareas, aun cuando tengan un empleo remunerado; y si en casa convive alguna persona con discapacidad o dificultad, sus atenciones podrían generar fuertes tensiones familiares. 

Sin dudas, es un tema presente en debates formales e informales. Va de la cocina a la tribuna, y en ese amplio espectro pocas familias escapan de su impacto. Pero, ¿qué relación tienen los cuidados con el emprendimiento?

Las personas no siempre tienen tiempo suficiente para cuidar a sus familiares dependientes porque necesitan insertarse en el mercado laboral, descansar, autocuidarse, desarrollar sus proyectos de vida… y sin apoyo puede resultar muy difícil. Por tanto, son necesarios servicios de cuidados a tiempo completo o parcial que les permitan distribuirse la carga de cuidar de otros.

Se calcula que en Cuba viven alrededor de 1 millón 760 mil personas con más de 65 años, según las cifras del 2020. Foto: Kalia León.

Los cuidados son también una oportunidad para el emprendedor

Desde la década de 1990 se han aprobado licencias en el sector por cuenta propia para ejercer actividades como “cuidador de enfermos, personas con discapacidad y ancianos” y “asistente para la atención educativa y de cuidados de niños”. En el marco de las nuevas regulaciones aprobadas este año se abre un abanico mayor de opciones. Ahora, además de crear proyectos de trabajo por cuenta propia, puedes establecer instalaciones de cuidados que incluyan alimentación, estancias, acompañamiento, supervisión y otras acciones relacionadas bajo la forma jurídica de cooperativas no agropecuarias o mipymes

No obstante, existen ciertas limitaciones para emprender un negocio que esté enfocado en los cuidados, pues las normas cubanas desde la Constitución de la República hasta el Anexo Único del Decreto 49, en el Listado de Actividades No Autorizadas impiden que la educación y la salud puedan proveerse como actividades mercantiles privadas. Esto indica que la atención a personas que requieran servicios médicos no podrás realizarla legalmente.

Por otro lado, la Resolución 137, emitida a mediados de año por el Ministerio de Salud Pública (MINSAP) establece requerimientos específicos para autorizar los servicios de cuidados privados. Los candidatos deben tener buen estado físico-mental, así como locales o viviendas con abasto de agua abundante -no contaminada- y  sistemas adecuados para la disposición de los residuos líquidos y sólidos.

Según cifras de 2019, en Cuba suman 155 los Hogares de Ancianos con 12 368 camas; y 295 Casas de Abuelo. La disponibilidad no le llega ni de lejos a la potencial demanda. Foto: Kalia León.

Asimismo, deja claro que los cuidadores de adultos mayores y personas con discapacidad solo pueden atender hasta 6 personas independientes funcionales –realizan actividades cotidianas pero requieren supervisión– o hasta 2 personas dependientes funcionales –tienen afectaciones corporales y grandes limitaciones que les impide realizar por sí solas las actividades–. 

Otra especificidad es que deben formalizar estudios en la Escuela de Cuidadores, que son iniciativas creadas por el MINSAP con el objetivo de capacitar y brindar herramientas a quienes cuidan para elevar la calidad de la atención, promover una vejez saludable y disminuir la precariedad de los cuidados de ancianos. Probablemente este haya sido uno de los tantos programas “interruptos” por la COVID-19.

Mientras, quienes aspiren a cuidar niñas y niños necesitan espacios ventilados, instalaciones hidrosanitarias funcionales y abastecimiento de agua potable, entre otras. Las normas establecen un máximo de 6 niños por cada asistente, que debe organizar el régimen de vida de los pequeños.

Aunque no esté concebido en la Ley, es determinante el conocimiento para generar las habilidades y capacidades que se necesitan en edades tempranas. De lo contrario, los infantes pueden sufrir desigualdades en su desarrollo físico, psicológico y social que serán complejas de aparejar durante su vida.

En 2019 solo existían 1085 Círculos Infantiles al que asistían el 19,03 % de los niños de 0 a 5 años. Guardería Mis Reyecitos, La Habana. Foto: Kalia León.

Las normas estrictas en algunas áreas, los vacíos regulatorios en otras y la escasez de incentivos pueden ser algunos de los factores que inciden en la informalidad que sufre este sector, donde muchas personas realizan el oficio sin la autorización requerida. Y esa  informalidad trae como consecuencia que el cuidador tenga menos, o ningún derecho de tipo laboral.

Para “colmo”, el envejecimiento demográfico por el que transita Cuba indica que la demanda de cuidadores seguirá en ascenso y la crisis económica, que parece extenderse, le impide al Estado cubano contar con los recursos suficientes para ampliar la oferta de servicios. En 2019 solo existían 1085 Círculos Infantiles al que asistían el 19,03 % de los niños de 0 a 5 años.

En el caso del cuidado de personas de más edad, suman 155 los Hogares de Ancianos con 12 368 camas; y 295 Casas de Abuelo. Pero se calcula que en Cuba viven alrededor de 1 millón 760 mil personas con más de 65 años, según las cifras del 2020. La disponibilidad no le llega ni de lejos a la potencial demanda.

En este contexto los cuidados pueden considerarse un negocio o trabajo lucrativo, pero son más que eso. 

Constituyen una alternativa para personas que deseen promover el bienestar y resolver problemas sociales, a la vez que realizan su proyecto de vida y generan ingresos. También aumenta las posibilidades de incorporación al mercado laboral y cambia las dinámicas de la vida de quienes cuidan a sus familiares.

Por eso es importante que los emprendedores, cuando tomen decisiones respecto a los precios, la organización y admisión de los usuarios, analicen las consecuencias que pueden tener sobre las familias. No debieran olvidar la sensibilidad empatía y responsabilidad social. Del mismo modo, el Estado debiera “compensarlos” con mayores incentivos fiscales que fomenten un emprendimiento muy necesario en una Cuba envejecida y de reducidísimos Círculos Infantiles.

Asimismo, los gobiernos podrían aliarse a Proyectos de Desarrollo Local para desde la alianza con otros actores promover actividades, utilizando financiamiento territorial. Las fórmulas para estimular el crecimiento del sector son disímiles, pero todas apuntan al diseño de nuevas políticas y acciones.